Ya en los años noventa hacía los pasatiempos para la página de ocio de la revista Muy Interesante. Mi compromiso, desde 1987 en que comencé a colaborar con ellos, era realizar cuatro pasatiempos al mes, siempre originales, lo que implicaba un importante esfuerzo mental a consecuencia del cual no sé si siempre conseguí resultados adecuados. Sin embargo he de reconocer que esa dedicación me abrió la mente a muchas ideas que, a lo largo de los años, he utilizado y me han demostrado que ese camino era realmente fructífero.
Su director, José Pardiñas, me honraba con sus comentarios de que había captado el espíritu Muy, y eso me permitió poder hacer otros trabajos destacados como los especiales de verano en los que Carlos Barrios, el director de arte de la revista durante muchos años, magnífica persona y muy inquieto en cuanto a diseño se refiere, ayudado con mi modesta aportación, pensábamos la manera de hacer siempre algo diferente cada año. Otro día os pondré algunos ejemplos y hasta quizá os descubra aquellos cuadernillos, pero recuerdo uno especialmente complicado en que logré hacer lo que llamé autodefinido variable, porque utilizaba dípticos en sus páginas, con lo que éstas se podían colocar de diversas formas y así cambiaba su paginación y los propios autodefinidos, que en realidad iban variando según las páginas que se enfrentaran, pero ¡siempre continuaban correctamente!. Una locura, pero divertida y genial.
Pues como os decía, mi espíritu Muy culminó con la salida a quioscos de una revista de pasatiempos nueva que se llamó Brain Trainer, y de la que se hicieron cinco números antes de que la crisis se la llevara por delante.
Esa revista marcó en mi trabajo un antes y un después en mi concepción de los pasatiempos porque puse en esos cinco números todo mi saber y experiencia sobre el tema, y para ello hice algo que no es corriente hacer en este tipo de publicaciones que es el concebirla como un todo, es decir, que todos los contenidos se utilizaban, como si fuesen piezas de un puzle, para poder resolver un enigma en el centro de la publicación, objeto de un concurso, para cuya resolución era imprescindible conocer las pistas que se iban consiguiendo a lo largo de la revista al resolver los pasatiempos.
Y viendo el éxito que esa solución tuvo, sobre todo para los responsables de la editorial (dirección, marketing y publicidad), decidí crear hace algún tiempo un nuevo concepto de ocio para periódicos al que llamé la Columna para Gente de·mente, que consiste en unir, de forma completamente integrada y natural, los enigmas, los pasatiempos y los patrocinadores. Este conjunto es algo así como el santo grial del ocio puesto que se pone en juego toda la capacidad del lector para aceptar desafíos e investigar por cualquier medio, pero también sirve para que el que no quiere ir tan lejos simplemente se entretenga resolviendo un par de pasatiempos.
¿Y el patrocinador? ¿Qué es de él si se supone que es el pagano del «triunvirato»? Pues recibe el retorno a su inversión porque el enigma lo realizo directamente relacionado con él, con su producto y sus contenidos web, y esto hace que recupere con creces el esfuerzo económico realizado, que por otro lado no es demasiado importante.
Conclusión: ahí tenéis una nueva idea que estoy pendiente de poner en marcha, compendio de mis años metido en esta profesión de creador de juegos, y que espero que a algún lector le guste e incluso pueda ser de interés para su empresa. Sí, ya sé que en esto de los blogs no es bueno demostrar intereses económicos, pero no he podido evitarlo 😉
A cambio os paso un ejemplo de lo que es esta Columna para gente de·mente y ya me diréis si os gusta.
PD. El título de esta entrada está inspirado en la sección homónima de Santiago González en el programa de Carlos Herrera en Onda Cero, que oigo cada mañana antes de las noticias de las 8. Es justo reconocerlo.