El doctor Seven Month fue un interesante personaje londinense en el campo de la investigación privada cuya fama superó el ámbito de su país. Su colaboración en la resolución de numerosos casos fue solicitada tanto por Scotland Yard como por otros organismos internacionales.

Tras su misteriosa desaparición y, tras darlo por muerto, se abrió su testamento donde dejó sus pertenencias más valiosas a su ayudante Snake Morris siempre que resolviera una serie de enigmas, para asegurarse que era digno heredero de ellas y así convertirse en su sucesor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Así comienza esta novela en la que sus autores, Agustín Fonseca y Joaquín Aranda
–arquitectos muy vinculados al mundo de las actividades de ingenio– nos introducen en un apasionante enredo de aventuras en el que el protagonista, Snake Morris, ayudado por su bella amiga Sarah Blake, debe enfrentarse a las más duras pruebas intelectuales propuestas por su mentor y maestro en diferentes ciudades de nuestro planeta.

El lector acompañará a nuestros protagonistas a lo largo de toda su andadura y, junto a ellos, irá avanzando en la resolución de los enigmas -que contienen textos e imágenes que deben ser interpretados para descubrir los lugares a donde deben dirigirse- a no ser que prefiera adelantarse a sus compañeros de viaje para conseguirlo. En cada capítulo, podrá detenerse en determinados momentos marcados si lo que se desea es investigar de manera independiente a partir de entonces. Pero no hay problema si no sabe seguir porque, en caso de no lograrlo, el arriesgado investigador puede volver a incorporarse al equipo de Snake en el mismo punto en el que abandonó la lectura y seguir sus razonamientos hasta llegar a una nueva marca, donde podrá tomar otra vez la decisión de abandonar o no el grupo.

No se trata por tanto del tradicional compendio de retos en el que las soluciones se encuentran al final del libro, sino de una novela de aventuras en la que el lector va acompañando o separándose de los protagonistas, según su conveniencia, para divertirse con los razonamientos de la pareja –a veces disparatados- o adelantarse a ellos y así poder llegar por sus propios medios a resolverlos.

Muchas ciudades del mundo, que quizá ya conoce el lector, volverán de nuevo a ser visitadas, pero ahora de manera diferente. Descubrirá rincones y lugares que le habían pasado desapercibidos en sus viajes, gracias a las explicaciones de Snake, Sarah y demás colaboradores. Pequeños detalles en ellas, algunos muy conocidos, adquieren en estos momentos una importancia vital para la resolución de los desafíos a los que se enfrentan.

En cada capítulo se debe descubrir el lugar en el que Seven Month ha dejado depositado el siguiente enigma, pero a los protagonistas, entre los que se incluye al lector, no les será fácil llegar a él ya que se encontrarán con una serie de obstáculos –además de los exclusivamente intelectuales para la propia resolución del problema– que dificultarán sus movimientos. Así se convierte la narración en un relato de aventuras tradicional en el que los personajes, unos entrañables y otros odiosos, ayudan o entorpecen la labor que han emprendido.

El último capítulo es sorprendente y pone en juego todo lo que se ha investigado y descubierto a lo largo del libro. El lector, solo o en compañía de Snake Morris, habrá llegado a conocer el testamento del Doctor Month y, tras su apertura, se encontrará con una inesperada y agradable sorpresa. Debe estar preparado para cualquier cosa, como por ejemplo que el libro pueda tener su prolongación fuera de éste, en la vida real, convirtiéndose así en un desafío interactivo, ya exclusivo para él, que quizá deba ayudarse de un equipo personal de amigos que le apoyen y mucha imaginación para descubrir el enigma final, el auténtico reto.

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